martes, 10 de julio de 2007

La felicidad es un trayecto, no un destino.




Nos convencemos de que la vida será mejor después de cumplir 18 años,

después de casarnos, después de conseguir un mejor empleo,
después de tener un hijo, después de tener otro...

Entonces nos sentimos frustrados porque nuestros hijos
no son suficientemente grandes, y pensamos que nos sentiremos felices
cuando lo sean. Después nos lamentamos porque
son adolescentes difíciles de tratar;
ciertamente, nos sentiremos mas felicies cuando salgan de esa etapa.

Nos decimos que nuestra vida será completa cuando a nuestro(a) esposo(a)
le vaya mejor, cuando tengamos un mejor carro o una mejor casa,
cuando podamos ir de vacaciones,
cuando estemos retirados.

La verdad es que no hay mejor momento que este para ser felices.
Si no es ahora, ¿cuándo?

Una de nuestras frases favoritas es de Alfred de Souza:
"Por largo tiempo parecía para mí que la vida estaba a punto de comenzar,
la vida de verdad. Pero siempre había un obstáculo en el camino,
algo que resolver primero, algún asunto sin terminar, tiempo por pasar,
una deuda que pagar; entonces la vida comenzaria. Hasta que me di cuenta
de que estos obstáculos eran mi vida".

Esta perspectiva nos ha ayudado a ver que no hay camino a la felicidad:
la felicidad es el camino.
Debemos atesorar cada momento, mucho más cuando lo compartimos
con alguien especial, y recordar que el tiempo no espera a nadie.

No esperemos hasta terminar la escuela, hasta volver a la escuela,
hasta bajar diez libras, hasta tener un hijo, hsta que los hijos vayan a la escuela,
hasta que se case, hasta que se divorcie, hasta el viernes por la noche,
hasta el domingo por la mañana, hasta la primavera,
el verano, el otoño o el invierno, o hasta que muera,
para aprender que no hay mejor momento que este para ser feliz.

La felicidad es un trayecto, no un destino.

Trabaja como si no necesitaras dinero,
ama como si nunca te hubieran herido
y baila como si nadie te estuviera viendo.

Etiquetas:

Get this widget | Track details | eSnips Social DNA