jueves, 22 de febrero de 2007

mujeres....


-Lo es !

La mujer tiene fuerzas que maravillan a los hombres. Aguantan
dificultades, llevan grandes cargas, pero tienen felicidad, amor y
dicha.
Sonríen cuando quieren gritar.Cantan cuando quieren llorar.

Lloran cuando están felices y ríen cuando están nerviosas.

Luchan por lo que creen. Se enfrentan a la injusticia. No aceptan un "no" por respuesta cuando ellas creen que hay una solución mejor.

Se privan para que su familia pueda tener.

Van al médico con una amiga que tiene miedo de ir.

Aman incondicionalmente.

Lloran cuando sus hijos triunfan y se alegran cuando
sus amistades consiguen premios.

Son felices cuando escuchan sobre un
nacimiento o una boda.

Su corazón se rompe cuando muere una amiga. Sufren con la pérdida de un ser querido, sin embargo son fuertes cuando
piensan que ya no hay más fuerza.

Saben que un beso y un abrazo pueden ayudar a curar un corazón roto.

La mujer viene en todos tamaños, en todos colores y en todas figuras. Van a conducir, volar, caminar, correr
o mandarte un mensaje electrónico para mostrarte cuanto le importas.

El corazón de las mujeres es lo que mantiene moviéndose al mundo.

Sin embargo, hay un defecto en la mujer: Es que se le olvida cuánto vale.


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CUANDO SALE EL SOL .. TIENES QUE LLEGAR A OPACAR MI MUNDO..



de verdad lo merezco????

YA BASTA IDIOTA YA BASTA!!


Actualmente, el problema de la violencia doméstica contra la mujer es tan serio que es comparable con el problema del SIDA. De 2 a 4 millones de mujeres anualmente son agredidas por su compañero, esposo, novio, o amante. Entre el 15 y el 25 % de esas mujeres están embarazadas; lo cual hace más grave aún el problema.

Las estadísticas nacionales muestran que la esposa golpeada resulta con más daños y necesita más ayuda y tratamiento médico que las afectadas por violación, accidentes de autos y asaltos, en conjunto. Las mujeres maltratadas constituyen el 20% de las mujeres que acuden a los servicios de emergencia con heridas.

La violencia doméstica no siempre resulta fácil de definir o reconocer. En términos generales podríamos designarla como el uso deliberado de la fuerza para controlar o manipular a la pareja o a la prole.

Se trata del abuso psicológico, sexual o físico habitual. Sucede entre personas relacionadas afectivamente, como son marido y mujer o adultos contra los menores que viven en un mismo hogar.

La violencia doméstica no es solamente el abuso físico, los golpes, o las heridas. Son aún más terribles la violencia psicológica y la sexual por el trauma que causan, que la violencia física, que todo el mundo puede ver. Hay violencia cuando se ataca la integridad emocional o espiritual de una persona.

Pero siempre la violencia física, la más evidente, es precedida por un patrón de abuso psicológico, que es usado sistemáticamente para degradar a la víctima, para erosionar y aplastar la auto-estima de la mujer.

La violencia psicológica se detecta con mayor dificultad. Quien ha sufrido violencia física tiene huellas visibles y puede lograr ayuda más fácilmente. Sin embargo, a la víctima que lleva cicatrices en la psique o alma le resulta más difícil obtener compasión y ayuda. También lo dificulta, por ejemplo, la habilidad manipuladora de su esposo que presenta a su esposa como exagerada en sus quejas.

A la violencia física precede, a veces, años de violencia psicológica. La violencia psicológica es, despreciar a la mujer, insultarla de tal manera, que llega un momento en que esa mujer maltratada psicológicamente, ya cree que esos golpes se los merece. Y qué difícil es convencer a una mujer de que vaya a pedir auxilio cuando cree que no lo necesita.

Hay mujeres que se avergüenzan por lo que les sucede y que hasta se creen merecedoras de los abusos. Por eso prefieren mantenerlos en secreto y así esa situación puede prolongarse durante años. Los que maltratan a sus víctimas lo hacen de acuerdo a un patrón de abuso psicológico.

Igual que en el caso del alcohólico, el que golpea a una mujer o la maltrata psicológica o sexualmente, lo primero que hará es negarlo. Negación es decir: "No, es que yo le pego con razón". No hay ninguna razón para golpear a una mujer, ni a nadie. Pero lo niegan. Dicen: "Yo no la he golpeado, yo no le hecho nada, sólo tocarla".

Otra forma de abuso psicológico es el aislamiento. He conocido casos en que le hacen el vacío a la mujer, ni le hablan, ni la miran y entonces ella se va creyendo que se merece ese trato.

La intimidación es también un abuso. "Si dices algo te mato." Muchas mujeres no se atreven a hablar, por las amenazas que sus maridos o sus compañeros lanzan contra ellas.
Otra forma dentro de ese patrón de abuso psicológico es echarle la culpa a la víctima, la mujer. Desde que se inventaron las excusas y eso viene desde Adán y Eva, uno le echa la culpa al otro.

Tanto el adicto a cualquier droga como el abusador, siempre tienen excusas y le echan la culpa a alguien.

Conocí a una mujer cuyo marido la golpeaba porque se ponía "jeans". Y yo le preguntaba al esposo: "Ud. qué prefiere, ¿que vaya con una falda corta?" No sabía que responderme. Le echaba la culpa a ella y por eso le pegaba. "No - le dije yo - Ud. no la golpea por los pantalones, sino porque Ud. es una persona insegura que no cree ni en su mamá. ¿Le ha dado ella motivo para que Ud. sea celoso?" "No, ella no me ha faltado" me respondió. "Entonces por qué le pega?"

También dentro de ese hábito de abuso psicológico está el abuso económico. "Si dices algo no te voy a dar la mensualidad". Vi un caso en que dejó a la esposa, porque finalmente ella fue a la policía, porque por poco la mata. El hombre la cogió por el cuello y la estaba ahogando. Si no es por el hijo mayor, que agarró a su padre y le hizo una llave, la mata. La hija de 11 años llamó a la policía. Y ese hombre decía que no, con todos los golpes que dio, aún lo negaba. Llamó a un abogado y trató de quitarle la casa a su esposa.

Vino la policía, levantó el acta y cuando al día siguiente fue la mujer a preguntar le dijeron: "A su esposo ya lo soltamos". "¿Cómo?" ¿Y qué culpa tienen la mujer y los hijos? Después de esto el hombre le puso una demanda de divorcio, se siente ofendido, a pesar de que por poco la mata delante de sus hijos. La mujer no tiene dinero para pagar abogados.

Dentro de ese abuso psicológico de los maridos que golpean (lo que se llama en psicología la triangulación), hay otro tipo de abuso: utilizar a los hijos para hacerles sentir culpables a las esposas. En este caso los hijos sirven de mensajeros: "dile a tu madre que..."

Las amenazas a través de los hijos, las amenazas de que le van a quitar al hijo, todos estos son abusos psicológicos que preceden al abuso físico. Yo se lo pronostiqué a una persona por lo menos 8 meses antes. Le dije: "Su esposo la va a golpear". "No, él es incapaz", me respondió ella. Y así sucedió…

Todos estos abusos impiden que la mujer deje el hogar, ese hogar violento. Es que esa paliza psicológica a que están sometidas muchas mujeres, es más horrorosa que el abuso físico. Pregúntele a cualquier mujer a la cual han maltratado físicamente qué es lo que le duele más; si las palabras hirientes, los desprecios o los golpes. Los golpes se pasan, los abusos psicológicos, los insultos, los desprecios se clavan en el corazón.

Cuando todos los esfuerzos por resolver la situación han fallado, el ataque físico y verbal continúa la víctima tiene el derecho y el deber de escapar y buscar ayuda.

Muchas mujeres creen que deben permanecer con su marido pase lo que pase y que deben soportar todo, pero la voluntad de Dios no es que permanezca en una situación de maltrato físico o emocional, sino que busque ayuda tanto para sí misma como para sus hijos y su victimario.

Según el Código de Derecho Canónico de la Iglesia Católica: "Si uno de los cónyuges pone en grave peligro espiritual o corporal al otro o a la prole, o de otro modo hace demasiado dura la vida en común, proporciona al otro un motivo legítimo para separarse, con autorización del Ordinario del lugar, y si la demora implica un peligro, también por autoridad propia. Al cesar la causa de la separación, se ha de restablecer siempre la convivencia conyugal, a no ser que la autoridad eclesiástica determine otra cosa” (No. 1153).

Nota: El Dr. Jesús Arina es psicólogo en la práctica privada en Miami, Florida, U.S.A.

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